La identidad digital y la analógica son dos conceptos que se refieren a cómo una entidad se presenta y se percibe en diferentes entornos, ya sea en línea o fuera de línea. A continuación, se comparan ambas identidades:

Primeramente, vemos el alcance y audiencia: La identidad digital puede llegar a una audiencia mucho más amplia y diversa en comparación con la identidad analógica, ya que se puede acceder a ella desde cualquier lugar del mundo y en cualquier momento. La identidad analógica, en cambio, se limita a un área geográfica específica y a un horario de funcionamiento determinado. Por otro lado, la actualización y modificación: La identidad digital se puede actualizar y modificar de manera mucho más rápida y eficiente que la identidad analógica. En el caso de los sitios web y las redes sociales, los cambios pueden realizarse en cuestión de minutos. En el caso de la identidad analógica, puede llevar días o semanas hacer cambios significativos. Asi mismo, autenticidad y credibilidad: La identidad digital puede ser vulnerable a la suplantación y la falsificación, lo que puede socavar la autenticidad y la credibilidad de una entidad. En la identidad analógica, los documentos y las credenciales físicas son más difíciles de falsificar, lo que puede dar más confianza y seguridad. La interacción y feedback: La identidad digital permite una interacción más directa y rápida con la audiencia, lo que facilita el feedback y el diálogo. En la identidad analógica, la interacción es más limitada y requiere de la presencia física de las personas. Cabe destacar tambien que permanencia y durabilidad: La identidad analógica, en algunos casos, puede tener una duración y permanencia más larga que la identidad digital. Por ejemplo, un edificio o un monumento pueden durar siglos, mientras que un sitio web puede dejar de funcionar o ser eliminado en cualquier momento.